No todo se aprende en clase. El alumnado del Leonor ha dejado constancia de ello en su viaje de inmersión a Bristol. Participar en la vida familiar inglesa; andorrear por la ciudad en busca de algo que comer; montarse en el bus y llegar a casa; montarse en el bus y bajarse antes de tiempo; montarse en el bus y perderse, preguntar, volver a preguntar y… finalmente… encontrar el camino… Todo ha ido mejor de lo esperado y es que nuestro alumnado pisa siempre fuerte y deja buen sabor de boca por donde quiera que pisa.
Nos hicieron observaciones acerca de la buena educación (verdad, Dani?), acerca del buen acento (verdad, Miryam?), acerca de los chistes (verdad, Izan?); alguna lagrimilla y alguna carrera de más (Lucía y Claudia) … y por supuesto, alguna se dejó el corazón metido en un pequeño muñequito regalo a la nena de la familia de acogida… (verdad, Lucía e Irene?)
Las experiencias se tienen, se viven y resulta complicado explicarlas. Hemos crecido todos un poco más en una semana. Ha resultado una aventura de gran provecho para cada uno de los viajeros. ¿Cuándo lo repetimos?